Manuela vive sola en un edificio del centro de la ciudad y viene saliendo de una relación, por lo que sólo busca estar sola. Su amiga Claudia intenta subirle el ánimo, pero Manuela se resiste, sumida en un profundo letargo. La llegada de un nuevo vecino al departamento justo frente al de ella logra captar su atención. Es Mauricio, un músico ciego. Manuela comienza a interesarse en él lentamente para entrar en un sutil proceso de autoseducción a través de la música y el sonido.